En estos días el fujimorismo ha
decidido victimizarse para ver si logra
contener el crecimiento del anti.keiko. A raíz del rechazo que ha recibido de
parte de la ciudadanía en diferentes ciudades del país y de las multitudinarias
manifestaciones en Lima. El 16 de este
mes se produjeron incidentes de violencia. Aparentemente, manifestantes
anti.keiko ejercieron violencia contra la candidata fujimorista y otros miembros
de su partido. Sin embargo, no hay que olvidar que durante la dictadura se
utilizó una estrategia para deslegitimar a la oposición, estrategia de la cual
el fujimorismo ha aprendido muy bien.
La estrategia creada por
Montesinos consistía en producir daños de manera oculta y echar la culpa a
otros. Por ejemplo, durante la Marcha de los Cuatro Suyos se incendiaron las
oficinas del Banco de la Nación, siniestro en el cual murieron algunas personas
y se perdieron documentos importantes. En aquella oportunidad el gobierno dictatorial
culpó a los manifestantes del siniestro con el fin de deslegitimar la marcha.
Después se comprobó que fueron personas mandadas por el gobierno quienes
causaron el incendio. La misma estrategia fue utilizada en el asesinato del
dirigente sindical Pedro Huilca. El gobierno fujimorista señaló a Sendero
Luminoso como el causante de su muerte, y después se supo que esta fue ordenada
por el gobierno.
El fujimorismo nos tuvo
acostumbrados a ese tipo de engaños perversos para victimizarse y dañar a sus
enemigos. Ante las cámaras hemos visto a Keiko Fujimori poniendo cara de
víctima frete a las agresiones provenientes de parte de los grupos anti-fujimoristas.
Debemos decir que rechazamos abiertamente el uso de la violencia contra los
candidatos. El anti-fujimorismo debe manifestarse en marchas y en expresiones
pacíficas y respetuosas, pero nunca a través de la violencia. Pero también
debemos estar muy atentos, pues no vaya a ser que las personas que han causado
la violencia los últimos días hayan sido los mismos fujimoristas en una
maniobra siniestra por inculpar a sus opositores y victimizar a su candidata.